Muchas personas notan por primera vez la enfermedad de Alzheimer como pequeños fallos de memoria que interfieren en la vida diaria, como repetir preguntas, dejar objetos en lugares inusuales o tener dificultades para recordar conversaciones recientes o citas. Quienes te quieren pueden detectar cambios antes que tú, como dificultad para seguir recetas o rutas conocidas, problemas para encontrar palabras habituales, cambios de ánimo o dejar de asistir a planes sociales porque las tareas te resultan más difíciles que antes. Si te preguntas por los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer, fíjate en problemas de memoria persistentes junto con confusión sobre la hora o el lugar, o nueva dificultad para gestionar las finanzas o los medicamentos, sobre todo cuando estos cambios aparecen de forma gradual pero empeoran de manera constante.